
Que ponga tachuelas en mis zapatos, para que me acuerde que voy caminando, y que cuelgue mi mente de una soga hasta que se seque de problemas y me lleve . . Y que este en mi cama viernes y domingos, para estár en su alma todos los demás días de mi vida. Y que me quiere cuándo estoy, cuándo me voy, cuándo me fui. Y que sepa servir el té, besarme después y echar a reír.
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